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lunes, 6 de agosto de 2007

EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI - A. CALZADILLA , AGO 2007

EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

(LA DISCUSIÓN EN EL PSUV)


AGUSTÍN CALZADILLA


Como punto previo estimo pertinente hacernos las siguientes
interrogantes:


1) ¿Toda lucha por la justicia social es socialismo? 2) ¿Tiene el
proyecto socialista principios necesarios que, de no estar presentes,
estaríamos hablando de otro proyecto? 3)¿Es el socialismo del siglo XXI
una posición crítica frente a los socialismos del siglo XX? 4) ¿Es el
socialismo del siglo XXI un proyecto original que asume principios
socialistas viables en nuestro contexto histórico? 5)¿Es posible formular
un proyecto político socialista frente al capitalismo globalista, las
derechas populistas, los demócratas radicales y los fundamentalismos
religiosos que se nos presentan como alternativas en el siglo XXI? ¿Es
posible definirse antiimperialista sin ser consecuentemente
anticapitalista?


En principio, el socialismo es la superación revolucionaria del
capitalismo, es la socialización de las relaciones entre humanos y es,
igualmente, una construcción teórico-práctica del movimiento de los
trabajadores manuales, técnicos e intelectuales para la liberación total,
absoluta y definitiva de la lógica de la explotación del capital sobre el
trabajo. En consecuencia, el sistema de relaciones capitalistas no puede
democratizarse ni mucho menos humanizarse porque es la negación del ser
humano y la vida planetaria.


Carlos Marx, investigó y demostró que el sistema de producción
capitalista está basado en la explotación, violencia y alienación. Que la
propiedad privada sobre los medios productivos es la causa de la
expropiación del excedente económico generado por la fuerza de trabajo
impagada. Así la lógica inmanente de producir para el mercado (valores de
cambio) y no para dar satisfacción a las necesidades sociales (valores
de uso) es la fuente de la alienación económica, política e ideológica en
el modo de producción capitalista. Cierto es que la expropiación de
plusvalía y el carácter social de la producción en el sistema capitalista
–principalmente en el capitalismo avanzado–asume formas inéditas en
virtud de las nuevas tecnologías. Pero tenemos que convenir en que estas
categorías son inherentes al sistema que las engendró y permanecerán
hasta su transformación revolucionaria.


En suma: hablar de capital es hablar de una relación social entre
propietarios y no propietarios de los medios de producción en un contexto
histórico en el cual los no poseedores venden su fuerza de trabajo que va
a generar la plusvalía que se apropian los dueños de los medios
productivos, cuestión clave en el proceso de acumulación de capital y la
mercantilización y monetarización de las relaciones humanas.


Nos preguntamos: ¿Acaso esa lógica de acumular capital mediante la
expropiación de plusvalía que se traduce en riqueza para pocos y pobreza
para la mayoría, ha desaparecido en el mundo de las transnacionales? El
hombre es un mercader para el hombre, es decir, algo mucho peor que un
lobo, sentenciaba Ludovico Silva, en su libro Teoría y práctica de la
ideología, publicado en los años setenta. Ahí puso al descubierto la
naturaleza alienante de la economía mercantil y monetaria que ha
desarrollado con creces sus medios especiales de difusión y esclavización
psíquica, hoy puntales en la dominación del capital. El capitalismo
produce bienes y servicios y al mismo tiempo, reproduce en la conciencia
las relaciones sociales de explotación y deshumanización. Ahora bien, hoy
el capitalismo se ha hecho principalmente especulativo y parasitario. Las
fulanas bolsas de valores no tienen un respaldo material en bienes y
servicios. Así, los problemas sociales que genera el sistema capitalista,
lejos de disminuir se han agravado. En consecuencia, el socialismo está
en la agenda del día.





FUENTES DE NUESTRO SOCIALISMO BOLIVARIANO


El socialismo del siglo XXI deberá ser el resultado de nuestras
propias luchas, experiencias y tradiciones comunales e igualitarias de
nuestras etnias y, en general, de los combates de nuestro pueblo por
superar el colonialismo, el imperialismo y el capitalismo. Sin embargo,
hay que asimilar las experiencias históricas internacionales que bien
pueden arrojar luces a nuestra causa. No se trata de seguir dogmas que
nada tienen que ver con la ciencia y la razón. Podríamos indicar,
brevemente, lo que denominamos fuentes históricas de la idea de
socialismo que, a mi manera de ver, guardan pertinencia en el desarrollo
de nuestro debate por la construcción del socialismo revolucionario del
siglo XXI.


El cristianismo primitivo comunitario, las prédicas de Jesús de
Nazaret y la teología de la liberación, constituyen una primera fuente de
la idea del socialismo: el amor al ser humano, la lucha por la igualdad,
la solidaridad y el desprendimiento de los bienes terrenales; en una
palabra, la iglesia comprometida con la liberación y comunión de los
seres humanos y no con los mercaderes del templo.


Otra fuente está dada por el marxismo. Entiendo por marxismo no sólo
la obra de Marx, que es la fuente teórica primaria, sino de otros
pensadores occidentales y orientales y aun de aquellos que fueron
proscritos por el dogma oficial de algunos partidos comunistas ortodoxos
y stalinistas.


En honor a la verdad, el socialismo como teoría social con
pretensiones científicas nace con el Manifiesto Comunista (1848), obra
básica de Marx y Engels, y es lógico que así fuera, el capitalismo
industrial como modo dominante de producción y explotación despiadada
generó las condiciones objetivas para que naciera su opuesto: el
socialismo científico, teoría libertaria de las masas explotadas y
oprimidas por la nueva clase burguesa que venía de derrocar las
monarquías y aristocracias de contenido feudal. Para los clásicos, el
socialismo es una fase de transición entre el capitalismo y comunismo,
así podemos inferirlo de la Crítica al programa de gotha de Carlos Marx:


"Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el
período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda.
A este período corresponde también un período de transición, cuyo Estado
no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado."


Marx prevé en la sociedad comunista una fase inferior, el
socialismo, que emerge de la sociedad capitalista y, en consecuencia,
subsiste la desigualdad del derecho burgués y cuya máxima es: de cada
quien según su capacidad; a cada cual según su trabajo. La forma de
Estado es la dictadura del proletariado, es decir, el poder de una
mayoría que enfrenta la encarnizada resistencia de la minoría burguesa
expropiada de sus medios de producción y, dado que aún permanece la
lucha de clases, existe el peligro de la restauración burguesa tal como
está ocurriendo en países ex-socialistas.


En la fase superior o comunismo propiamente dicho, se extingue
progresivamente el Estado y las clases sociales para ser sustituidas por
una asociación de productores libres e iguales. Aquí la administración de
hombres se sustituye por la gestión colectiva de las cosas comunes, es
decir, por el autogobierno y la autogestión económica y, la máxima reza:
de cada quien según su capacidad ; a cada cual según sus necesidades.


Es preciso acotar que para Marx la organización del proletariado en
clase dominante es la conquista de la democracia como forma de gobierno
en la fase inferior o socialismo; opuesta radicalmente a la democracia
burguesa, que se apoya en los mecanismos del sufragio, la división de
poderes(entre las élites, por supuesto) y el sistema de partidos, para
ejercer su dictadura contra la mayoría. En todo caso Marx hace
diferencias entre la democracia como forma de gobierno y democracia como
modo de convivencia o comunismo.


Por último, y esto es lo decisivo, el conocimiento de nuestras
raíces históricas, tradiciones indoafroamericanas y el legado de nuestras
etnias y de nuestros libertadores. Me refiero como fuente de primer orden
a la resistencia indígena frente al colonialismo, al ideario bolivariano,
robinsoniano y zamorano, que resume la lucha por la emancipación
nacional y social, los combates por la tierra, la igualdad y contra los
privilegios de la oligarquía que tronchó el proyecto de Bolívar, hoy más
vivo que nunca.


Estoy convencido de que la doctrina bolivariana está vinculada
histórica e ideológicamente a lo que podríamos llamar utopismo
revolucionario antiimperialista y socialista.






ALGUNAS PROPUESTAS PARA EL DEBATE SOBRE LAS BASES DEL SOCIALISMO
REVOLUCIONARIO

En cuanto a las bases de nuestro socialismo bolivariano, sometemos
para su discusión las siguientes:


Primera: El socialismo es definitivamente revolucionario. Es una
ruptura radical con el modo de ser capitalista: La propiedad privada, la
división del trabajo, la producción mercantil para el cambio, la
acumulación de capital y riquezas por una minoría, y no para satisfacer
necesidades humanas, el endiosamiento del mercado y la competencia
salvaje. En lo fundamental, es la puesta en práctica de la socialización
de las conciencias, de los valores humanos, de los medios de producción y
de su gestión por la sociedad. No es estatización capitalista de la
economía. Ni capitalismo con "rostro humano". Es sí autogobierno y
autogestión de todo el pueblo, una construcción colectiva de
trabajadores, intelectuales y excluidos a nivel nacional y mundial. Un
proceso de humanización e integración plena frente a la individualización
fragmentaria de un conglomerado de seres átomos que se destruyen los
unos a los otros en competencia salvaje y en función del máximo
beneficio; por ello de ninguna manera un grupo social así podría
calificarse de sociedad. En definitiva, es la construcción de una nueva
ética frente a la explotación del trabajo ajeno y los antivalores
capitalistas.


Segunda: Si bien el socialismo requiere una base nacional ya que
debe obedecer a nuestra historia, tradiciones, sistema de valores y
cultura, tiene al mismo tiempo proyección planetaria; más aún en este
mundo capitalista globalizado. No es posible entonces construir el
socialismo en un sólo país. A mi juicio, esto se demostró históricamente
con el derrumbe del socialismo estatista burocrático del siglo XX.
Circunstancias históricas de guerra civil interna y el cerco de las
potencias imperialistas ,como lo demuestra la macabra expresión del
ex-primer ministro inglés Wiston Churchil: a esa criatura (se refiere a
la Rusia Soviética) hay que estrangularla en el vientre de su madre antes
de que se desarrolle. Así como propuso tender un "cerco sanitario"
alrededor de la Rusia revolucionaria. Todo ello, aunado a la mano de
hierro de Stalin, impidió el autogobierno y la autogestión de la economía
por el pueblo de los soviet.


Ya Marx había sentenciado con antelación el carácter mundial de la
revolución:


Ya por el mero hecho de haber creado el mercado mundial, la gran
industria ha establecido una vinculación mutua tal entre todos los
pueblos de la tierra, que cada pueblo individual depende de cuanto ocurra
en el otro (…) y agregaba: La revolución comunista no será meramente
nacional, sino una revolución que transcurrirá en todos los países en
forma simultánea. Es una revolución universal y por ello se desarrollará
también en el terreno universal (Gerard Becquerman. Vocabulario básico
del marxismo, pág. 496.)


Hoy como nunca está planteada la revolución socialista globalizada
ante el capitalismo neoliberal transnacional que este visionario de
Tréveris atisbó en el siglo XIX. O nos liberamos todos los pueblos del
mundo o seguiremos esclavizados por el capitalismo y su proyecto
imperial.


Tercera: El socialismo revolucionario no es la justa distribución
del producto social. ¡No! Los males del capitalismo no se originan en la
injusta distribución de la riqueza. La burguesía se enriquece a expensas
de la explotación de la fuerza de trabajo ajena. La cuestión está en que
tienen la propiedad privada y la gestión de los medios de producción, y
por este hecho, y a partir de ahí, acumulan capital y distribuyen
desigualmente la riqueza. No existe producción capitalista y distribución
socialista, como sostienen algunos ideólogos, porque ambas se inscriben
en el marco de determinadas relaciones sociales de producción concebidas
como una totalidad concreta que impiden trascender el capitalismo como
sistema. Tampoco se trata de cogestión o de coadministrar la propiedad
privada. ¡No! El objetivo es la autogestión de las cosas comunes o
propiedad colectiva de toda la sociedad. El Estado revolucionario debe
transferir el poder a las comunidades organizadas.


Cuarta: Si la producción es social, el producto debe distribuirse a
cada cual según su trabajo (en la primera fase) y a cada cual según sus
necesidades (en una segunda fase). Hoy existen nuevas tecnologías
capaces de generar bienes y servicios suficientes para satisfacer las
necesidades materiales, culturales y espirituales del género humano. Todo
esto es imposible en las actuales relaciones de producción capitalistas
que llevan implícitas el extermino de los seres humanos y del propio
planeta que ya entró en una fase de agotamiento. La ira del Dios
naturaleza se vuelca sobre los humanos y esa ira tiene una causa: el
capitalismo globalista.


Quinta: Planificación en función de las necesidades prioritarias en
cada situación histórico-concreta, a partir del desarrollo endógeno del
pueblo para el pueblo, sustentable ecológicamente, en paz y cooperación
con el resto de los pueblos del mundo.


Sexta: Una profunda revolución en el plano de la conciencia, la
cultura y el sistema de valores que extirpe el individualismo, egoísmo,
consumismo, hedonismo y la idolatría del dinero y anteponga la ética
socialista de la vida, el amor, el trabajo libre y creador y la
solidaridad entre humanos. Si yo genero riqueza para la sociedad estoy
garantizando mi vida como individuo; no es cierto el dogma liberal de
que si el sujeto se enriquece individualmente contribuye, sin así
proponérselo, al bienestar colectivo; la teoría liberal concibe la
"sociedad" como un conglomerado de hombres y mujeres autárquicos e
incomunicados los unos de los otros. El individuo como dato primario y en
contraposición al colectivo. El liberalismo, en fin, tiene como base
última la ideología del egoísmo y la desigualdad natural en las
relaciones entre humanos. De allí los dichos: siempre habrá ricos y
pobres, explotadores y explotados, Países dominantes y Países dominados.


Séptima: Pluralismo. Cada quién conserva su concepción filosófica
del mundo, su ideología, su religión y sus libertades públicas y
privadas, sin que éstas atenten contra la sociedad. El individuo existe
sí y sólo sí forma parte de un colectivo que lo reconoce como tal. De
allí la primacía del colectivo sobre el individuo. Sin colectivo, sin
sociedad no hay individuo. Sin que esto signifique negar al ser humano
como individualidad e invadir su intimidad.. La bestia que nos precedió
se humaniza cuando puede comunicarse y trabajar colectivamente por el
bien de todos en las primigenias sociedades humanas. Esta afirmación es
una verdad histórica


Octava: Democracia social revolucionaria, como fase de transición al
socialismo, respeto de la voluntad popular, de las libertades públicas y
de los derechos humanos. La democracia revolucionaria, participativa y
protagónica es la negación de todo personalismo autoritario, de la
corrupción y el burocratismo que obstruyen la profundización de los
cambios políticos, económicos y sociales necesarios para dar el salto
cualitativo al socialismo.


Novena: El socialismo es un acto revolucionario de amor entre los
seres humanos, de comunión, humanismo y paz en procura del bien común
planetario.

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