Pagina en construcción que sirva de medio de comunicación, llamados, compartir las conclusiones de asambleas, documentos para la discución, y todo lo que sirva para que el Movimiento Popular pueda tener elementos que aporten en la construcción colectiva del Poder Popular desde la base de la sociedad... Y en el marco de la construcción del Partido que se transforme en el Sujeto Politico de caracter historico de las Fases que estan por darse en el Proceso Revolucionario Bolivariano que vive la Patria Venezolana...

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¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!

viernes, 30 de noviembre de 2007

RAZONES DEL SI SI - (FAVOR PUBLICAR)

Razones para Votar SI – SI

Mensaje a un o una indecis@

Por: Dany Di Fazio V. / 30 Nov. 2.007

http://danydifazio.blogspot.com/

Es propicia la ocasión, para expresar algunas reflexiones en torno a la Reforma Constitucional que va a consulta vía Referéndum el próximo 2 de Diciembre.

Efectivamente, la lectura de la Reforma que propone el Líder del Proceso Revolucionario, Cmte. Hugo Chávez, permite valorar aspectos que van a profundizar el proceso de transformación de carácter social, mas como herramienta que como cambio en si mismo, permitirá mediante un proceso dialectico generar el marco de contradicciones necesarias para ir logrando mayores niveles de profundización del Socialismo, principal propuesta formal en el último proceso de elecciones presidenciales.

Resaltar el hecho de que es mas una herramienta que el cambio en sí, es resaltar que la Reforma viene a reconocer varios actos constituyentes, tales como las Misiones ante un aparato de Estado en franca contradicción y muchas veces en confrontación con la Revolución, la Organización del Pueblo en la base mediante las semillas de las Comunas, la soberanía en los recursos energéticos que de alguna manera se viene incrementando mediante los procesos de control accionario y operacional de todas las operaciones petroleras y gasíferas y así un largo etcétera, es decir, que la Reforma viene a dar legitimidad a los hechos constituyentes emanados de un Pueblo directamente, es decir del Poder y ejerciendo el poder constituyente originario, no reconocer este hecho es un acto de gran mezquindad y miopía.

Así como viene a ser un instrumento que reconoce y dar formalidad a los hechos y actos Revolucionarios de un Pueblo, mediante un Gobierno, y fundamentalmente el Líder, que es palanca promotora de dichos actos; de esta misma manera esta Reforma da génesis a una parte importante de un Nuevo Estado de Carácter Socialista y le da así carácter constitucional ¡na'tan guena!...

Sin embargo, además de ello, también sirve para algo de suma importancia, ERRADICAR una serie de GAZAPOS que nos dejo la Asamblea Constituyente donde estuvieron personajes con amplio poder de influencia (y de traición) tales como Luis Miquilena, Alfredo Peña o Marisabel Rodríguez; recordemos su posicionamiento y así podríamos tener una idea del carácter que pudieron impulsar este tipo de traidores, un ejemplo lo es el Art. 301, que como bien lo señalan en forma oportuna Agustín Calzadilla y Luis Britto García, es el reconocimiento FORMAL o CONSTITUCIONAL del ALCA en la República Bolivariana de Venezuela, invito a leer dicho Articulo y el Articulo 301 propuesto en la Reforma, y te darás cuenta de que efectivamente se elimina dicha posibilidad en forma constitucional.

Artículos de la Reforma como el 301, solo como un ejemplo, son los que han generado este drama mediático y esta furia de mentiras y engaños por parte de los defensores del sistema capitalista y representantes de la mas rancia oligarquía criolla es decir la Oposición Burguesa, que si el riesgo sobre la propiedad privada y todo el show montado sobre la expropiación por parte del Estado de, desde los carritos de perros calientes…, o el de la Patria Potestad de tus hijos, o la pérdida de espacios de Gobernaciones y Alcaldías… ¡Show puro Show! Como dijo el Quijote: "Los perros ladran, Sancho, señal que cabalgamos".

Es así, como sin profundizar en cada uno de los elementos propuestos que han sido ampliamente difundidos, que se hace necesario seguir el camino trazado en forma INEQUIVOCA, y votar SI – SI, y tener conciencia plena de que no es un fin, sino un medio para poder seguir transitando el camino de un proceso de Transformación Social de Carácter Revolucionario, cuyo carácter progresista viene tomando elementos novedosos emanados de la sabiduría popular, que se ha sabido ir tejiendo estos con planteamientos y concepciones emanadas de grandes clásicos, y que así se ha venido gestando el Socialismo Bolivariano, el nuestro, el Venezolano y que tanto preocupa a los promotores del neoliberalismo o mas bien, ante el rotundo fracaso de éste, del Post Neoliberalismo, con estos factores no existe ningún elemento de negociación, de conciliación eso si sería un retroceso grave, la restauración es un gravísimo retroceso no solo para nosotros como País, sino para Latinoamérica como Nación, y mas allá para el Mundo como Esperanza Libertaria y Alternativa a los Planes de la instauración de la Globalización como elemento de la nueva colonización Capitalista, no de la Globalización Humanista y Solidaria para salvar al mundo de la vorágine que se le presenta.

Así que basta pensar seriamente en estos argumentos que humildemente expongo, entre muchos otros, para no dudar en ir a Votar, no se puede confundir algún tipo de decepción, frustración o rabia con un Estado que es Burgués en su esencia, como tantas veces lo ha resaltado el Presidente Chávez, no puedes dejar de pensar que los principales argumentos que se puedan esgrimir son abordados con entereza y decisión y que te conviertes en un factor importante para la construcción del Nuevo Estado Socialista, que las Espadas contra la Corrupción y contra el Burocratismo siguen desenfundadas, y mas bien la Reforma representa que no solo descansarán en la mano del Presidente sino en tus manos, en las manos del Poder Popular y que seguimos ejerciendo el Poder Constituyente Originario, y mas bien profundizarlo y extenderlo.

Como se puede observar no hay ningún elemento para dudar en masivamente respaldar la opción del SI – SI, debemos hacer un esfuerzo masivo en combatir la abstención propia de este tipo de consultas, un esfuerzo desde las bases es fundamental en este momento.

¡EJERCE EL PODER POPULAR! ¡VOTEMOS SI – SI!

¡PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE! ¡VENCEREMOS!

sábado, 18 de agosto de 2007

martes, 14 de agosto de 2007

EL CARÁCTER Y LAS FASES DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

EL CARÁCTER Y LAS FASES DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
LA DISCUSIÓN EN EL PSUV

AGUSTÍN CALZADILLA

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es el
proyecto político de la Nación y, además, un instrumento revolucionario
que permite profundizar la revolución a partir de sus postulados
fundamentales: la soberanía popular intransferible y la participación y
el protagonismo popular así como del conocimiento y manejo de nuestra
historia contemporánea y las relaciones de poder entre las clases en
conflicto a fin de precisar acertadamente las fases, tareas u objetivos
a ejecutar, las formas de lucha y de organización que en su conjunto
habrán de conducirnos al socialismo bolivariano del siglo XXI. En
consecuencia, hay que conocer nuestro pasado para comprender el presente
y así poder construir un futuro de plena felicidad para esta y las nuevas
generaciones.

Determinar el carácter de una revolución es precisar qué naturaleza
asume el proceso de cambios sociales en un contexto histórico de lucha de
clases, es decir, qué tipo de revolución tenemos planteada. Así podemos
hablar de revoluciones liberal-burguesas, de liberación nacional,
antiimperialistas, y de revoluciones socialistas.

El carácter que asume una revolución lo determina el grado de
desarrollo de las fuerzas productivas y la correlación de fuerzas o
relaciones de poder existentes en cada coyuntura en particular. Sólo así
podremos determinar qué tipo de sociedad vamos a construir una vez
superada las viejas estructuras de poder y de las relaciones sociales de
producción. Se señala con claridad quién es el enemigo principal, qué
sectores podemos ganar para nuestra causa, quiénes pueden ser
neutralizados, cuál debe ser nuestra política de alianzas tanto en lo
interno como en lo externo, etc. He ahí la importancia de determinar el
carácter de una revolución en marcha en sus aspectos objetivos y
subjetivos.


En este sentido, hemos visualizado tres fases ininterrumpidas e
interrelacionadas: el proyecto democrático nacional, la transición, o
proyecto democrático social revolucionario y el proyecto estratégico
socialista. Así, ante la ausencia de una burguesía nacional con vocación
de patria que completara la revolución de carácter democrático-burguesa,
existen tareas pendientes desde el pasado siglo que son un pesado fardo
en los hombros de la joven Revolución, a saber: adelantar la reforma
agraria y el proceso de industrialización sustentable.


Podemos precisar, entonces, tres fases que resumen el carácter
programático antiimperialista y anticapitalista que asumió progresiva y
objetivamente la Revolución Bolivariana:


1. La democracia nacional popular que condujo, por su ejecución
consecuente, a un enfrentamiento con el imperialismo y la
oligarquía interna, tanto en lo nacional y regional como a escala
internacional. Se trata de la confrontación radical con el
capital monopólico y transnacional que hoy hegemoniza el imperio
estadounidense. No se trata de crear ilusiones con el desarrollo
de una supuesta burguesía nacional para que construya las bases
materiales de un futuro socialismo. Se trata de agrupar a todos
los sectores antiimperialistas que estén comprometidos con
nuestra revolución socialista. El papel del Estado revolucionario
en esta fase es determinante, dado el carácter petrolero de
nuestra economía.

2. La fase de transición, que, aunque no está desvinculada de la
primera, es clave a los efectos de avanzar hacia el socialismo
revolucionario. Esta fase de transición se caracteriza por jalonar hacia
una democracia social, revolucionaria, participativa y protagónica que
resuelva los problemas vitales del pueblo mediante la autogestión
protagónica del poder popular. Hacia allá hay que apuntar con
inteligencia y sin pausa. Particular estudio, evaluación y aplicación
amerita el Taller de Alto Nivel sobre Los 10 Objetivos Estratégicos o
Salto Adelante del presidente Hugo Chávez (Noviembre, 2004) de manera de
engranarlo con los últimos Siete Lineamientos Estratégicos, base del Plan
de Desarrollo Económico y Social 2007-2013, y los Cinco Motores
Constituyentes que trataremos más adelante.

La transición es un proceso necesario y en el cual nos
encontramos hoy. Implica la acumulación de fuerzas sociales y
políticas, la elevación del grado de conciencia revolucionaria
del pueblo y la construcción de un partido revolucionario que
permita la unidad de acción de una amplia mayoría de los
venezolanos y venezolanas. Es el momento revolucionario previo al
salto cualitativo al socialismo y una revolución supone, en mi
opinión, no sólo la toma del poder como tradicionalmente se dice.
El poder no es una cosa que se toma ¡No! Una revolución es la
construcción de una nueva hegemonía democrática, en la cual una
mayoría consciente y organizada comienza a ejercer directa e
intransferiblemente la soberanía o poder popular revolucionario y
a controlar la toma de decisiones fundamentales adoptada por los
órganos, o mejor, voceros administrativos, legislativos y
judiciales, etc., que fungen de representantes. No olvidemos que
nuestra democracia es participativa y protagónica. Pero hay que
agregar: sin una verdadera revolución cultural que subvierta
radicalmente la ideología y el sistema de valores capitalistas de
la vida cotidiana no podremos construir el socialismo,
permaneceremos en el estrecho marco del ritualismo reformista
subordinados a la lógica del capital: la explotación del hombre
por el hombre


En fin, hegemonía revolucionaria democrática supone consenso,
ganar la mayoría consciente, la conducción ético-político de la
sociedad y organizar la violencia popular legítima para enfrentar
la contrarrevolución en las distintas formas que asuma, externa o
internamente. Para ello es necesario conciencia revolucionaria,
organización del pueblo y unidad de acción del bloque
político-social favorable al cambio histórico. Como se sabe, la
contrarrevolución en Venezuela ha asumido la vía violenta y no va
a ceder en su propósito de recapturar el aparato estatal para
frenar el proceso de cambios y restaurar el viejo orden. Tenemos
el deber de derrotarla y reducirla a su mínima expresión al
tiempo que trabajamos por ganar la gran mayoría consciente del
pueblo en la consecución de nuestro objetivo histórico: el
socialismo revolucionario del siglo XXI.

3. El socialismo revolucionario. Es la meta en esta etapa histórica de
la humanidad. El punto de partida está en la propia Constitución:
soberanía popular intransferible y la participación y el protagonismo
popular. Esta es la clave para dar el salto cualitativo del capitalismo
al socialismo. Pero hay que ser consciente de que los objetivos
socialistas trascienden las concepciones socioeconómicas burguesas aún
presentes en las fases anteriores. Dado que trascender el capitalismo es
asumir la propiedad social y la gestión por el colectivo social de los
medios de producción fundamentales. Tal y como hemos dicho, con una
mayoría determinante del pueblo venezolano y el aislamiento y derrota de
los grupos neofascistas podríamos convocar, primero, una Reforma
Constitucional que hiciera los ajustes pertinentemente a nuestra
Constitución Bolivariana de 1999 y abriera las compuertas al socialismo
revolucionario en paz y democracia hasta donde sea posible...

Más adelante podríamos pensar en una Constituyente si el pueblo,
poder constituyente originario y permanente, así lo decide a objeto
de incorporar nuevas experiencias, profundizar y radicalizar nuestro
proceso bolivariano teniendo presente las relaciones de poder local,
regional y mundial.


A grandes rangos, la revolución bolivariana como proceso
político-ideológico de naturaleza democrática, ha tenido y tiene
planteados la resolución de los siguientes problemas fundamentales:

1) . Resolver la cuestión del control del poder. Luego de la
constituyente del 99, los revolucionarios asumen algunas posiciones de
importancia relativa en el aparato estatal. Pero no puede hablarse de
gobernabilidad en el sentido de un efectivo control del poder. Ese
período (2001-2003) estuvo signado por una marcada inestabilidad, dado
que la correlación de fuerzas revolución-contrarrevolución no era
determinante a favor de la revolución. Tanto es así que una combinación
contrarrevolucionaria de fuerzas internas patrocinadas por el
imperialismo lograron derrocar el gobierno legítimo de Hugo Chávez el 11
de abril de 2002, con la colaboración de la derecha infiltrada en las
filas patrióticas desde la constituyente (Miquilena y el generalato
traidor al juramento constitucional). Esta situación de inestabilidad se
prolonga entre diciembre de 2002 y 2003 con el golpe petrolero, las
guarimbas y la introducción de paramilitares con el criminal objetivo de
un nuevo asalto al poder para justificar el magnicidio. Derrotado el
golpe de abril y el paro-sabotaje de PDVSA por la alianza cívico-militar,
el gobierno comienza a tomar una serie de medidas que posteriormente van
a definir el rumbo antiimperialista de nuestro proceso.

Luego del referéndum revocatorio, ganado sobradamente por Chávez
y las fuerzas de la revolución, entramos en un nuevo período
(2004-2006) en cuanto a las relaciones de poder entre la
revolución y la contrarrevolución, favorable, progresivamente, a
la revolución bolivariana que va a consolidar sus posiciones de
poder con la reelección de 2006 del presidente Chávez con el 63%
de los votos y la subsiguiente confrontación interna y
desmoralización de la oposición, tanto de la golpista como
aquella que dice creer en una salida constitucional. Sin embargo,
esto no significa que la conspiración haya cesado. Su derrota aún
no es definitiva, el imperio ha seguido articulando las fuerzas
internas apátridas recalcitrantes con fuerte apoyo económico y
mediático.


2) Desmontar la vieja estructura de poder, representada por el
Estado Puntofijista aún incrustado en la esfera del poder público y
construir el nuevo Estado revolucionario comunal en el que el pueblo
soberano asuma el poder.


3)Transformación radical de la estructura económica y en general de
las relaciones de producción capitalista de explotación y
dominación, por las nuevas relaciones socialistas de colaboración y
solidaridad, sobre nuevas bases de propiedad social de los medios de
producción fundamentales. La propiedad privada debe garantizarse si
no proviene de la explotación del hombre por el hombre.


4)Resolver la cuestión de la hegemonía ideológica revolucionaria,
del necesario cambio cultural y del sistema de antivalores heredados
del capitalismo periférico dominante en nuestro País. Todo lo cual
conduce a la gran batalla de las ideas.

lunes, 6 de agosto de 2007

EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI - A. CALZADILLA , AGO 2007

EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

(LA DISCUSIÓN EN EL PSUV)


AGUSTÍN CALZADILLA


Como punto previo estimo pertinente hacernos las siguientes
interrogantes:


1) ¿Toda lucha por la justicia social es socialismo? 2) ¿Tiene el
proyecto socialista principios necesarios que, de no estar presentes,
estaríamos hablando de otro proyecto? 3)¿Es el socialismo del siglo XXI
una posición crítica frente a los socialismos del siglo XX? 4) ¿Es el
socialismo del siglo XXI un proyecto original que asume principios
socialistas viables en nuestro contexto histórico? 5)¿Es posible formular
un proyecto político socialista frente al capitalismo globalista, las
derechas populistas, los demócratas radicales y los fundamentalismos
religiosos que se nos presentan como alternativas en el siglo XXI? ¿Es
posible definirse antiimperialista sin ser consecuentemente
anticapitalista?


En principio, el socialismo es la superación revolucionaria del
capitalismo, es la socialización de las relaciones entre humanos y es,
igualmente, una construcción teórico-práctica del movimiento de los
trabajadores manuales, técnicos e intelectuales para la liberación total,
absoluta y definitiva de la lógica de la explotación del capital sobre el
trabajo. En consecuencia, el sistema de relaciones capitalistas no puede
democratizarse ni mucho menos humanizarse porque es la negación del ser
humano y la vida planetaria.


Carlos Marx, investigó y demostró que el sistema de producción
capitalista está basado en la explotación, violencia y alienación. Que la
propiedad privada sobre los medios productivos es la causa de la
expropiación del excedente económico generado por la fuerza de trabajo
impagada. Así la lógica inmanente de producir para el mercado (valores de
cambio) y no para dar satisfacción a las necesidades sociales (valores
de uso) es la fuente de la alienación económica, política e ideológica en
el modo de producción capitalista. Cierto es que la expropiación de
plusvalía y el carácter social de la producción en el sistema capitalista
–principalmente en el capitalismo avanzado–asume formas inéditas en
virtud de las nuevas tecnologías. Pero tenemos que convenir en que estas
categorías son inherentes al sistema que las engendró y permanecerán
hasta su transformación revolucionaria.


En suma: hablar de capital es hablar de una relación social entre
propietarios y no propietarios de los medios de producción en un contexto
histórico en el cual los no poseedores venden su fuerza de trabajo que va
a generar la plusvalía que se apropian los dueños de los medios
productivos, cuestión clave en el proceso de acumulación de capital y la
mercantilización y monetarización de las relaciones humanas.


Nos preguntamos: ¿Acaso esa lógica de acumular capital mediante la
expropiación de plusvalía que se traduce en riqueza para pocos y pobreza
para la mayoría, ha desaparecido en el mundo de las transnacionales? El
hombre es un mercader para el hombre, es decir, algo mucho peor que un
lobo, sentenciaba Ludovico Silva, en su libro Teoría y práctica de la
ideología, publicado en los años setenta. Ahí puso al descubierto la
naturaleza alienante de la economía mercantil y monetaria que ha
desarrollado con creces sus medios especiales de difusión y esclavización
psíquica, hoy puntales en la dominación del capital. El capitalismo
produce bienes y servicios y al mismo tiempo, reproduce en la conciencia
las relaciones sociales de explotación y deshumanización. Ahora bien, hoy
el capitalismo se ha hecho principalmente especulativo y parasitario. Las
fulanas bolsas de valores no tienen un respaldo material en bienes y
servicios. Así, los problemas sociales que genera el sistema capitalista,
lejos de disminuir se han agravado. En consecuencia, el socialismo está
en la agenda del día.





FUENTES DE NUESTRO SOCIALISMO BOLIVARIANO


El socialismo del siglo XXI deberá ser el resultado de nuestras
propias luchas, experiencias y tradiciones comunales e igualitarias de
nuestras etnias y, en general, de los combates de nuestro pueblo por
superar el colonialismo, el imperialismo y el capitalismo. Sin embargo,
hay que asimilar las experiencias históricas internacionales que bien
pueden arrojar luces a nuestra causa. No se trata de seguir dogmas que
nada tienen que ver con la ciencia y la razón. Podríamos indicar,
brevemente, lo que denominamos fuentes históricas de la idea de
socialismo que, a mi manera de ver, guardan pertinencia en el desarrollo
de nuestro debate por la construcción del socialismo revolucionario del
siglo XXI.


El cristianismo primitivo comunitario, las prédicas de Jesús de
Nazaret y la teología de la liberación, constituyen una primera fuente de
la idea del socialismo: el amor al ser humano, la lucha por la igualdad,
la solidaridad y el desprendimiento de los bienes terrenales; en una
palabra, la iglesia comprometida con la liberación y comunión de los
seres humanos y no con los mercaderes del templo.


Otra fuente está dada por el marxismo. Entiendo por marxismo no sólo
la obra de Marx, que es la fuente teórica primaria, sino de otros
pensadores occidentales y orientales y aun de aquellos que fueron
proscritos por el dogma oficial de algunos partidos comunistas ortodoxos
y stalinistas.


En honor a la verdad, el socialismo como teoría social con
pretensiones científicas nace con el Manifiesto Comunista (1848), obra
básica de Marx y Engels, y es lógico que así fuera, el capitalismo
industrial como modo dominante de producción y explotación despiadada
generó las condiciones objetivas para que naciera su opuesto: el
socialismo científico, teoría libertaria de las masas explotadas y
oprimidas por la nueva clase burguesa que venía de derrocar las
monarquías y aristocracias de contenido feudal. Para los clásicos, el
socialismo es una fase de transición entre el capitalismo y comunismo,
así podemos inferirlo de la Crítica al programa de gotha de Carlos Marx:


"Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el
período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda.
A este período corresponde también un período de transición, cuyo Estado
no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado."


Marx prevé en la sociedad comunista una fase inferior, el
socialismo, que emerge de la sociedad capitalista y, en consecuencia,
subsiste la desigualdad del derecho burgués y cuya máxima es: de cada
quien según su capacidad; a cada cual según su trabajo. La forma de
Estado es la dictadura del proletariado, es decir, el poder de una
mayoría que enfrenta la encarnizada resistencia de la minoría burguesa
expropiada de sus medios de producción y, dado que aún permanece la
lucha de clases, existe el peligro de la restauración burguesa tal como
está ocurriendo en países ex-socialistas.


En la fase superior o comunismo propiamente dicho, se extingue
progresivamente el Estado y las clases sociales para ser sustituidas por
una asociación de productores libres e iguales. Aquí la administración de
hombres se sustituye por la gestión colectiva de las cosas comunes, es
decir, por el autogobierno y la autogestión económica y, la máxima reza:
de cada quien según su capacidad ; a cada cual según sus necesidades.


Es preciso acotar que para Marx la organización del proletariado en
clase dominante es la conquista de la democracia como forma de gobierno
en la fase inferior o socialismo; opuesta radicalmente a la democracia
burguesa, que se apoya en los mecanismos del sufragio, la división de
poderes(entre las élites, por supuesto) y el sistema de partidos, para
ejercer su dictadura contra la mayoría. En todo caso Marx hace
diferencias entre la democracia como forma de gobierno y democracia como
modo de convivencia o comunismo.


Por último, y esto es lo decisivo, el conocimiento de nuestras
raíces históricas, tradiciones indoafroamericanas y el legado de nuestras
etnias y de nuestros libertadores. Me refiero como fuente de primer orden
a la resistencia indígena frente al colonialismo, al ideario bolivariano,
robinsoniano y zamorano, que resume la lucha por la emancipación
nacional y social, los combates por la tierra, la igualdad y contra los
privilegios de la oligarquía que tronchó el proyecto de Bolívar, hoy más
vivo que nunca.


Estoy convencido de que la doctrina bolivariana está vinculada
histórica e ideológicamente a lo que podríamos llamar utopismo
revolucionario antiimperialista y socialista.






ALGUNAS PROPUESTAS PARA EL DEBATE SOBRE LAS BASES DEL SOCIALISMO
REVOLUCIONARIO

En cuanto a las bases de nuestro socialismo bolivariano, sometemos
para su discusión las siguientes:


Primera: El socialismo es definitivamente revolucionario. Es una
ruptura radical con el modo de ser capitalista: La propiedad privada, la
división del trabajo, la producción mercantil para el cambio, la
acumulación de capital y riquezas por una minoría, y no para satisfacer
necesidades humanas, el endiosamiento del mercado y la competencia
salvaje. En lo fundamental, es la puesta en práctica de la socialización
de las conciencias, de los valores humanos, de los medios de producción y
de su gestión por la sociedad. No es estatización capitalista de la
economía. Ni capitalismo con "rostro humano". Es sí autogobierno y
autogestión de todo el pueblo, una construcción colectiva de
trabajadores, intelectuales y excluidos a nivel nacional y mundial. Un
proceso de humanización e integración plena frente a la individualización
fragmentaria de un conglomerado de seres átomos que se destruyen los
unos a los otros en competencia salvaje y en función del máximo
beneficio; por ello de ninguna manera un grupo social así podría
calificarse de sociedad. En definitiva, es la construcción de una nueva
ética frente a la explotación del trabajo ajeno y los antivalores
capitalistas.


Segunda: Si bien el socialismo requiere una base nacional ya que
debe obedecer a nuestra historia, tradiciones, sistema de valores y
cultura, tiene al mismo tiempo proyección planetaria; más aún en este
mundo capitalista globalizado. No es posible entonces construir el
socialismo en un sólo país. A mi juicio, esto se demostró históricamente
con el derrumbe del socialismo estatista burocrático del siglo XX.
Circunstancias históricas de guerra civil interna y el cerco de las
potencias imperialistas ,como lo demuestra la macabra expresión del
ex-primer ministro inglés Wiston Churchil: a esa criatura (se refiere a
la Rusia Soviética) hay que estrangularla en el vientre de su madre antes
de que se desarrolle. Así como propuso tender un "cerco sanitario"
alrededor de la Rusia revolucionaria. Todo ello, aunado a la mano de
hierro de Stalin, impidió el autogobierno y la autogestión de la economía
por el pueblo de los soviet.


Ya Marx había sentenciado con antelación el carácter mundial de la
revolución:


Ya por el mero hecho de haber creado el mercado mundial, la gran
industria ha establecido una vinculación mutua tal entre todos los
pueblos de la tierra, que cada pueblo individual depende de cuanto ocurra
en el otro (…) y agregaba: La revolución comunista no será meramente
nacional, sino una revolución que transcurrirá en todos los países en
forma simultánea. Es una revolución universal y por ello se desarrollará
también en el terreno universal (Gerard Becquerman. Vocabulario básico
del marxismo, pág. 496.)


Hoy como nunca está planteada la revolución socialista globalizada
ante el capitalismo neoliberal transnacional que este visionario de
Tréveris atisbó en el siglo XIX. O nos liberamos todos los pueblos del
mundo o seguiremos esclavizados por el capitalismo y su proyecto
imperial.


Tercera: El socialismo revolucionario no es la justa distribución
del producto social. ¡No! Los males del capitalismo no se originan en la
injusta distribución de la riqueza. La burguesía se enriquece a expensas
de la explotación de la fuerza de trabajo ajena. La cuestión está en que
tienen la propiedad privada y la gestión de los medios de producción, y
por este hecho, y a partir de ahí, acumulan capital y distribuyen
desigualmente la riqueza. No existe producción capitalista y distribución
socialista, como sostienen algunos ideólogos, porque ambas se inscriben
en el marco de determinadas relaciones sociales de producción concebidas
como una totalidad concreta que impiden trascender el capitalismo como
sistema. Tampoco se trata de cogestión o de coadministrar la propiedad
privada. ¡No! El objetivo es la autogestión de las cosas comunes o
propiedad colectiva de toda la sociedad. El Estado revolucionario debe
transferir el poder a las comunidades organizadas.


Cuarta: Si la producción es social, el producto debe distribuirse a
cada cual según su trabajo (en la primera fase) y a cada cual según sus
necesidades (en una segunda fase). Hoy existen nuevas tecnologías
capaces de generar bienes y servicios suficientes para satisfacer las
necesidades materiales, culturales y espirituales del género humano. Todo
esto es imposible en las actuales relaciones de producción capitalistas
que llevan implícitas el extermino de los seres humanos y del propio
planeta que ya entró en una fase de agotamiento. La ira del Dios
naturaleza se vuelca sobre los humanos y esa ira tiene una causa: el
capitalismo globalista.


Quinta: Planificación en función de las necesidades prioritarias en
cada situación histórico-concreta, a partir del desarrollo endógeno del
pueblo para el pueblo, sustentable ecológicamente, en paz y cooperación
con el resto de los pueblos del mundo.


Sexta: Una profunda revolución en el plano de la conciencia, la
cultura y el sistema de valores que extirpe el individualismo, egoísmo,
consumismo, hedonismo y la idolatría del dinero y anteponga la ética
socialista de la vida, el amor, el trabajo libre y creador y la
solidaridad entre humanos. Si yo genero riqueza para la sociedad estoy
garantizando mi vida como individuo; no es cierto el dogma liberal de
que si el sujeto se enriquece individualmente contribuye, sin así
proponérselo, al bienestar colectivo; la teoría liberal concibe la
"sociedad" como un conglomerado de hombres y mujeres autárquicos e
incomunicados los unos de los otros. El individuo como dato primario y en
contraposición al colectivo. El liberalismo, en fin, tiene como base
última la ideología del egoísmo y la desigualdad natural en las
relaciones entre humanos. De allí los dichos: siempre habrá ricos y
pobres, explotadores y explotados, Países dominantes y Países dominados.


Séptima: Pluralismo. Cada quién conserva su concepción filosófica
del mundo, su ideología, su religión y sus libertades públicas y
privadas, sin que éstas atenten contra la sociedad. El individuo existe
sí y sólo sí forma parte de un colectivo que lo reconoce como tal. De
allí la primacía del colectivo sobre el individuo. Sin colectivo, sin
sociedad no hay individuo. Sin que esto signifique negar al ser humano
como individualidad e invadir su intimidad.. La bestia que nos precedió
se humaniza cuando puede comunicarse y trabajar colectivamente por el
bien de todos en las primigenias sociedades humanas. Esta afirmación es
una verdad histórica


Octava: Democracia social revolucionaria, como fase de transición al
socialismo, respeto de la voluntad popular, de las libertades públicas y
de los derechos humanos. La democracia revolucionaria, participativa y
protagónica es la negación de todo personalismo autoritario, de la
corrupción y el burocratismo que obstruyen la profundización de los
cambios políticos, económicos y sociales necesarios para dar el salto
cualitativo al socialismo.


Novena: El socialismo es un acto revolucionario de amor entre los
seres humanos, de comunión, humanismo y paz en procura del bien común
planetario.